Antes de que existiera el Kiosko de la plaza del Ayuntamiento, con todas sus chucherías, cromos y gominolas, la mayoría de nosotros parábamos en esta antigua tienda para comprar Regalesia (Palodul) o como después se conocería regaliz. Se trataba de unos palos de madera -unas raíces- que chupábamos todo el día, hasta que el frío nos cuarteaba los labios.
Algún tiempo después, también compramos caña de azúcar y los más pudientes, unos caramelos de miel, cuadrados y duros como piedras que se eternizaban en la boca. No he probado otros igual.
En 1976 una tira de Palodul se vendía a peso y podía costar de 5 a 15 pesetas.
El ahorro de una semana podría irse chupando aquellas raíces dulzonas que nos daban el interesante aspecto de los actores de cine de la época, ¿Quien no seria Clark Gable o Robert Mitchum por 5 pesetas?
Si en aquel entonces hubiese tenido 100 pesetas, entonces, estoy convencido de que habría sido el rey de Hollywood. Bueno, soñar era gratis y, francamente, los últimos treinta y pocos años se me han pasado como un sueño. "Tempus Fugit"
100pts. = 0,60€
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