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sábado, 21 de marzo de 2020

REGRESO AL COLEGIO




ENTREVISTA al director del Colegio La SEDA


          En el año 1978 salimos del colegio con la quebradiza esperanza de que pronto encontraríamos trabajo y seríamos unos adultos de provecho. Atrás quedaba la pregunta sobre qué queríamos ser de mayores, para dar paso a una nueva realidad, el empleo escaseaba y para acceder a cualquier oferta laboral había que estar muy preparados. Fue en ese momento en que apareció una nueva fórmula, la Formación Profesional, en ocasiones menos costosa y larga que una carrera universitaria. En cualquier caso, la mayoría de nosotros optamos lo antes posible al primer empleo. 

Lanzando una mirada retrospectiva a nuestra dilatada vida laboral, seguramente que no siempre tuvimos elección o la oportunidad de realizar las tareas para las que nos sentíamos más preparados o que encajaban mejor en nuestras aptitudes y habilidades. ¿Qué habría pasado si hubiésemos tenido la vocación de ser educadores o profesores de escuela? 

           Con motivo del 60 aniversario de la escuela, hoy nos hemos reunido con José Manuel Fernández ex alumno del Colegio La SEDA y actual director de la escuela. José Manuel es por lo tanto un alumno que nunca dejó el colegio. José Manuel asistió como alumno del Colegio La SEDA desde 1968 hasta 1973, de manera que en algún momento compartimos la hora del patio. 

¿Cuáles son tus mejores recuerdos de aquella época? 

JOSE MANUEL: Aunque hoy en día los recuerdos de aquellos años se me antojan un tanto vagos e imprecisos, no puedo olvidar las manualidades que realizábamos entonces. Nada que ver con los ejercicios de Plástica de los libros de hoy en día. Eran verdaderas obras de arte: estaño, marquetería, arcilla, pirograbado... Ignoro de dónde sacábamos el tiempo para ello, pero era increíble. 


Alumnos 1959-60

¿Cómo nació en ti la voluntad de estudiar para ejercer como maestro? 

JOSE MANUEL: Mis pinitos como maestro comenzaron en casa, con 12 o 13 años, con mis hermanos. Asimismo, les di clases en el hospital a otros niños cuando estuve varios meses ingresado con 12 años por una operación. En BUP y en Magisterio también di clases particulares a algunos compañeros de clase. Supongo que ya me inclinaba por ese oficio. 

¿En qué momento surgió la posibilidad de regresar al colegio? 

JOSE MANUEL: Fue casual (o causal, según algunos). Comencé a trabajar en 1982 en Igualada y, como no tenía vehículo, quedaba con otro compañero en la Avda. Diagonal cada lunes para ir hacia allí. Un día me encontré con mi antiguo profesor en La Seda, el Sr, Quílez, al que le expliqué mi situación laboral. A finales del curso 1982-83 recibí una llamada de La Seda para valorar mi interés por entrar como profesor en el colegio. Acepté sin dudarlo: mi antigua escuela, mis ex profesores, la ciudad donde vivía... 


¿Qué cambios ha vivido el colegio en los últimos años? 

JOSE MANUEL: Diría que los más significativos son dos: la entrada de alumnas en el centro en 1981 y la ampliación del colegio para adaptarnos a la LOGSE, por la cual somos un centro que abarca Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. Este último supuso la transformación de la planta superior, donde vivía el conserje y su familia, en aulas. Asimismo se añadieron espacios nuevos, como una biblioteca.

lunes, 21 de septiembre de 2015

ENTREVISTA EN PLANETAPRAT

El sábado 19 de septiembre de 2015, a las 21:00h, tuvimos la oportunidad de reencontrarnos en una cena muy especial. El evento tuvo lugar en el Restaurant LOS NARANJOS. En la calle por la que caminábamos hasta el colegio.


El día antes acudimos al programa de radio PLANETA PRAT, para una entrevista con motivo del reencuentro, 37 años después, y para recordar algunos episodios y anécdotas de la infancia.


La noche caía sobre la pista de baloncesto. El colegio dormía mientras despertaban todos nuestros recuerdos y poco a poco se aproximaban al restaurant los alumnos que dejamos la E.G.B en el año 1978. Sin duda la velada prometía ser inolvidable.



sábado, 19 de febrero de 2011

PROFESOR QUÍLEZ



A principio de los años sesenta, el colegio de La Seda tenía 160 alumnos con edades comprendidas desde lo 6 hasta los 14 años y divididos en grupos de 40 niños –solo niños- por clase, un total de cuatro grupos atendidos por cuatro profesores. En aquella época, el concepto de tutores transcendía más allá de la responsabilidad de la enseñanza. Después de dedicar la mayor parte de mi vida a la jardinería he aprendido –entre otras cosas- que un tutor es siempre lo que evita que un pequeño árbol, joven y tierno, adquiera una forma torcida. Cuando se plantó el árbol, era recto, pero el viento y la erosión de los días podían torcerlo, inclinarlo e incluso desarraigar.
El tutor, habitualmente una estaca de madera tratada para la intemperie, sujetaba el pequeño retoño para que creciera recto y fuerte.

Cuando pienso en los profesores de la escuela La Seda, pienso en que ellos eran unos eficaces tutores, unas buenas personas.

¿Qué hizo posible que estos hombres, maestros, pero al fin y al cabo personas preocupadas y frágiles, pudieran influenciar en nosotros favoreciendo nuestro crecimiento?
La entrevista realizada al profesor Valentín Quílez Carela para la revista EL GUSI “50 Aniversario”, nos da algunas respuestas:



  • ¿Qué recuerda de los primeros cursos?

-“ ...,Siempre he tenido la convicción de que lo mejor de el colegio eran las familias de estos 160 niños. Puedo asegurar que casi la totalidad de ellos, confiaban en nuestro trabajo y colaboraban con nuestra labor. Nos sentíamos apoyados. Lo cual era muy importante para mantener la ilusión del educador”-

El profesor Quílez inició su andadura como educador del colegio La Seda el 1 de septiembre de 1965 hasta el 31 de agosto de 2001, [36 años].
Muchos de nosotros tuvimos la suerte de conocerle en los años setenta, lo recuerdo con su manera tan respetuosa y coloquial de relacionarse con los alumnos. Eran un gran pacificador y hombre de temperamento aragonés, pero compasivo e imparcial.
Cuando lo pienso: solo 4 profesores para 160 mocosos dispuestos a fundir el colegio con nuestras travesuras e indisciplina, parecíamos bosnios, solo puedo sentir reconocimiento por todo lo que me enseñó.



¿En general, cómo eran los alumnos de hace 50 años comparados con los actuales?

-Yo creo que lo que más ha cambiado ha sido el entorno social general y familiar. Parece que, a veces, la estresante tarea diaria dificulta la capacidad de concentración de muchos niños, la ausencia de unas normas de conducta referenciales…

El Sr. Quílez fue mi profesor de literatura y en cierto modo mi amor por los libros es gracias a él. Hace unos años visité el colegio, hablé con él, y ¿podéis creerlo?, me reconoció enseguida. ¿Cuánto tiempo habían pasado, cuantos alumnos antes y después de mí? Evocó en mi mente cosas que ya ni recordaba y me sentí como un personaje de la película “los niños del coro”.
Si algo aprendí en más de 25 años de jardinería es que un tutor es siempre necesario.

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