martes, 26 de abril de 2011

NORMAN ROCKWELL


Siempre he sido un apasionado de los cuadros y gráficos de Norman Rockwell [1894 - 1978].
Ver el Norman Rockwell Museum de Stockbridge. Massachusette.

Aunque su  dilatada obra es muy prolífica, desde hace mucho tiempo he admirado su visión sobre la infancia -que en cierto modo es de lo que trata este blog, de cómo vivimos la nuestra-, en sus carteles publicitarios, portadas de revistas o cuadros, Norman supo captar cientos de sencillos giños cotidianos extraidos del diminuto tiempo al que llamamos niñez.

jueves, 7 de abril de 2011

ENTIERRO DE LA SARDINA

De todas las tradiciones de aquella época, probablemente ésta sea una de las que todavía provocan en mi, la callada sonrisa de los recuerdos.

Tradiciones de la época.

Después de la popular fiesta del carnaval y aproximadamente un mes antes de la semana santa, se celebra todavía en muchos lugares de España el “día de la sardina”. Normalmente esta antigua tradición se practica el miércoles de ceniza, justo al inicio de la cuaresma [40 días antes de semana santa].

Durante nuestra infancia en el colegio era muy común que ese día los chicos llevaran una sardina con faldilla roja y colgada de un nylon sujeto a una caña para posteriormente ser enterrada en algún rincón del patio. Recordemos que por aquel entonces, el suelo era de tierra. Es decir, debajo del actual asfalto del campo de fútbol, hay un verdadero cementerio de sardinas.
Los significados de esta celebración católica se hayan salpicados de mitos y contradicciones. Por un lado se niega comer carne –a no ser que se pague un precio, una bula, para obtener el permiso eclesiástico- y por otra parte el símbolo pagano Carne-Vale se transforma en una respuesta en contra de esa misma prohibición, pero transcendiendo de la comida hasta otras connotaciones más bien sexuales.
Todo esto puede parecer una barbaridad, pero toda la información está disponible en las bibliotecas o en Internet. En cualquier caso a casi nadie le importa el origen de una celebración con tal de disfrutar de un día de fiesta.
En los años setenta, el día de la tortilla, el entierro de la sardina o los huevos de pascua eran para cualquier niño una gran fiesta que comenzaba con una estampida al salir de clase y que proseguía con algunas salidas familiares al campo para comer y dormir la mona. En aquel entonces, a la sardina, en su último día y despedida de este mundo se le vestía con una faldilla de tul.
Se cree que esta celebración se remonta a los días de Carlos III, quien era un devoto conservador de las tradiciones religiosas. El monarca promovió una fiesta el día de ceniza para guardar la práctica de no comer carne obsequiando al populacho con pan, vino y sardinas. No se conocen muy bien los detalles, pero sí se sabe que el pescado estaba en tan mal estado que tuvo que ser enterrado. El funeral, al coincidir con el carnaval, se convirtió en una parodia repleta de alegorías mitológicas, burlescas y sensuales.
Un cuadro de Goya titulado precisamente “El Entierro de la Sardina” representa todos los grotescos elementos de aquella antigua fiesta.

Cuadro de Francisco de Goya 1812 -1819
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, España
Óleo sobre tabla. 82,5 x 62 cm.
Imagen del cuadro
Exposición en el Museo del Prado "Goya en tiempos de guerra"
).

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